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Cuando me aproximé, la puerta se abrió... entré y vi ángeles por
todas partes...
Uno me dio una cesta y dijo: Compra todo lo que quieras, en la tienda hay de todo lo que necesitas...
Uno me dio una cesta y dijo: Compra todo lo que quieras, en la tienda hay de todo lo que necesitas...
Lo primero que tomé, fue PACIENCIA y AMOR, estaban uno junto al otro... más
adelante estaba COMPRENSIÓN, seguro que más adelante la necesitaría...
Compré, además, SABIDURÍA y mucha FE.
Compré, además, SABIDURÍA y mucha FE.
No me olvide de la COMPASIÓN, pues estaba por todas partes...
Me detuve para comprar, FUERZA y CORAJE, pues, me ayudarían mucho en esta
carrera de la vida.
Cuando ya tenía casi llena la cesta, recordé que me hacía falta GRACIA,
BENDICIÓN...
No me debía olvidar de la SALVACIÓN. La ofrecían ¡GRATIS!, entonces tomé
una buena cantidad.
Cuando iba llegando a la caja, vi ORACIÓN, y la agregué a mi canasta ya
repleta.
Sabía que cuando saliera la tendría que usar..
Sabía que cuando saliera la tendría que usar..
La PAZ y la FELICIDAD estaban frente a mí, así que aproveché para tomar una
buena porción; la ALEGRÍA colgaba del techo, tomé una, sabía que era necesaria.
Llegué al cajero y pregunté: ¿Cuánto debo?
Él sonrió y me contestó:
Lleva tu cesta donde quiera que vayas...
Una vez más, pregunté: ¿Cuánto realmente debo?
El sonrió otra vez y dijo: Hijo mío, no te preocupes, Jesús pagó esta cuenta hace mucho, mucho tiempo atrás.
Una vez más, pregunté: ¿Cuánto realmente debo?
El sonrió otra vez y dijo: Hijo mío, no te preocupes, Jesús pagó esta cuenta hace mucho, mucho tiempo atrás.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3: 16)
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