En diversos lugares de la región central de Venezuela se celebra el día de Corpus Christi con danzas en las que participan personajes caracterizados de diablos enmascarados. En Puerto Cabello la festividad se realiza en las localidades de Borburata, San Millán y Patanemo.
Esta fiesta es símbolo del catolicismo en la España de los siglos XV y XVI y su difusión llega a tierras venezolanas durante el período colonial. A pesar de que la Iglesia católica trasladó la celebración para el domingo siguiente a la fecha que le correspondía, en estas poblaciones se mantiene la tradición de festejar el octavo jueves a partir del jueves santo, tal como se estableció en las antiguas disposiciones.
La festividad es organizada por una hermandad o cofradía con estructura jerárquica, de participación predominantemente masculina. Se suman numerosos visitantes de otras poblaciones, además de turistas nacionales y extranjeros, y comienzan a verse por las calles diablos ataviados con sus máscaras, mujeres con niños en brazos, que llevan símbolos cristianos o propios de la celebración popular. Muchos de ellos asisten a pagar promesas.
Dentro de los personajes que intervienen en la ceremonia se encuentra el primer capataz y segundo capataz, quienes encabezan al grupo de diablos, en algunas poblaciones los cuentan varias veces antes de entregarlos al "perrero", personaje encargado de velar por su número, orden y evitar la interrupción de personas ajenas, apartándoles con gestos a veces cómicos. El primero de éstos cuenta con cuatro cuernos y el segundo sólo tiene tres.
El resto de los diablos son el cuerpo de baile, que quedan subordinados a las órdenes de los capataces y sólo cuentan con dos cuernos en sus máscaras. La significación de este acto viene dada por la humillación ante el Cuerpo de Cristo que es la Santa Custodia. Se trata de pagar una promesa y salir humillados.
La danza se acompaña con el ritmo de la maraca y el movimiento de las campanas, el cencerro y las sonajas que se llevan en la cintura. La música que acompaña la celebración de los Diablos Danzantes de Corpus Christi, es de tipo instrumental. Las diferentes fórmulas rítmicas están ligadas estrechamente a la secuencia de actos y figuras representadas a lo largo del ceremonial que se realiza en el templo, adornado majestuosamente y con presencia de los devotos que se reúnen para escuchar desde allí la misa y seguir la demostración de fe que realizarán los diablos danzantes. Se inicia el estallido de los fuegos artificiales y el repicar de las campanas de la iglesia.
Se ubican en el atrio de la iglesia y desde allí siguen respetuosamente el desarrollo del servicio, mientras cumplen con su propio ritual, pasando de rodillas a hacer su ofrenda de estricto cumplimiento. En los momentos cruciales de la misa, como la consagración, los diablos se postran en el piso, sumisos y vencidos. Al concluir la misa, en medio del repicar de campanas y de los fuegos artificiales, los pobladores se preparan para la procesión con la custodia, a la cual se suma el conjunto de danzantes, quienes demuestran diferentes coreografías y pasos en danzas colectivas y libres. Cabe destacar que en Patanemo se practica la inversión o cruzado de las cuerdas, para conjurar las malas influencias.
Celebración de los Diablos danzantes de Corpus Christi en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Ubicada en las Vegas de Petare. Municipio Sucre. Venezuela.
10 de junio 2012.
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