Al fallecer su esposa, con el dolor punzante de la pérdida irreparable, el jovencísimo Simón, jura ante el cuerpo inerte de María Teresa, no volver a casarse nunca, lo que le convierte en el viudo por excelencia mas codiciado por el género femenino de la época. En este punto, atormentado por el dolor, da su primer viaje a Europa, allí conoce a Fanny du Villars, prima lejana por parte de los Aristiguieta y se inicia una serie de romances y amoríos, compartido con las ideas libertarias que nunca le abandonaron, las cuales le llevaron a jurar en el Monte Sacro, la libertad de los pueblos.
Entre las mujeres que encabezaron este desfile de amores y pasiones desenfrenadas, destacamos a las primas lejanas de Simón, las hermanas Aristiguieta, las cuales intimaron con el joven en plena adolescencia; en adelante Juana Pastrano Salcedo, natural de Capacho, pasados los años, el la recordó y cuando la fue a buscar, la madre de ella la escondió en Piedra Gorda; en Salamina conoce a Anita Lenoit, una bella joven de 17 años que aunque la relación fue breve, ella le siguió siendo fiel durante 18 años ; Josefina Machado, fue la muchacha que al hacer Bolívar su entrada triunfal a Caracas, le regaló un ramo de flores, lo acompañó junto con su madre y hermana durante 6 años hasta que ella enfermó de tuberculosis y murió en Achaguas; Isabel Soublette, hermana del general Carlos Soublette; en Kinsgton, Jamaica conoce a Julia Corbier, allí él se entera de que lo van a matar y se cambia de hamaca, en su lugar muere Félix Amestoy; le siguen Teresa Laines, María Costas, Ana Rosa Mantilla, Ana e Isabel Segovia, Lucía León, Manuelita White, Joaquina Guaraicoa, Teresa Mancebo, Aurora Prado, Nicolasa y Bernardina Ibáñez, conocida con el mote de La Melindrosa, Marina, Benedicta Nadal, Asunción Jiménez, María Ignacia Rodríguez (la guera), Bárbara y María de Dios Lemus, Salustiana y María de Jesús Patiño, Inés Berbesí, María Josefina Cuero, Juana Eduarda de la Cruz, una niña muy linda de apellido Ortega, Jerónima Salinas, Pancha de Mosquera, Paula Vallejo Guerrero, una niña de apellido Jarrin, Antonia Fernández, una dama de apellido Ayacaba, María Magdalena Arrieta y Chatar, Trinidad Zambrano, Tomasa del Suero y Larrea, Jeanette Hart y el que se supone el gran amor de su vida Manuelita Sáenz pero en el camino se atraviesa Manuelita Madroño, con quien sostuvo un gran romance. A la hora de su muerte, escribe una hermosa y última carta al primero de sus grandes amores: su prima Fanny…
según documentación del Dr. Ramón Urdaneta, Fernando Jurado Noboa y José Rosario Araujo.
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Fuente: Blog/Cita y Folklore
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