sábado, 8 de noviembre de 2014

EL REY MOCHO (Cuento)





En un pequeño pueblo vivía un rey a quien le faltaba una oreja.

Pero nadie lo sabía porque siempre tenía puesta su larga peluca de rizos negros.


La única persona que conocía su secreto era el viejo barbero de palacio que debía cortarle el cabello una vez al mes. Entonces, se encerraba con él en la torre más alta del castill

Un día el viejo barbero se enfermó. Dos semanas después murió y el rey no tenía quien le cortara el cabello. Pasaron dos, tres días; dos, tres semanas, y ya las greñas comenzaban a asomar por debajo de la peluca.
El rey comprendió, entonces, que debía buscar un nuevo barbero. Bajó a la plaza en día de mercado y pegó un cartel en el tarantín donde vendían los mangos más sabrosos.
Y el cartel decía: EL REY BUSCA BARBERO JOVEN, HÁBIL Y DISCRETO.


Esa noche llegó al palacio un joven barbero.


Y cuando comenzó a cortar el pelo, descubrió que el rey era mocho de una oreja.
-Si lo cuentas,-dijo el rey con mucha seriedad-, te mando a matar.
El nuevo barbero salió del palacio con ese gran secreto. “El rey es mocho” pensaba, “…y no puedo decírselo a nadie. Es un secreto entre el rey y yo”.
Pero no podía dejar de pensar en el secreto y tenía ganas de contárselo a todos sus amigos.
Cuando sintió que el secreto ya iba a estallarle por dentro, corrió a la montaña y abrió un hueco en la tierra. Metió la cabeza y gritó durísimo:

¡EL REY ES MOCHO!





Tapó el hueco con tierra y así enterró el secreto. Por fin se sintió tranquilo y bajó al pueblo.

Pasó el tiempo y en ese lugar creció una linda mata de caña.

Un muchacho que cuidaba cabras pasó por allí y cortó una caña para hacerse una flauta.

Cuando estuvo lista la sopló y la flauta cantó:

El rey es mocho no tiene oreja por eso usa peluca vieja.

El muchacho estaba feliz con esta flauta que cantaba con solo soplarla.

Cortó varias cañas, preparó otras flautas y bajó al pueblo a venderlas. Cada flauta al soplarla cantaba:

El rey es mocho no tiene oreja por eso usa peluca vieja.

Y todo el pueblo se enteró de que al rey le faltaba una oreja.

El rey se puso muy muy rojo y muy muy bravo.

Subió a la torre del castillo y se encerró largo rato.

Pensó, pensó, pensó...

Luego bajó, se quitó la peluca y dijo:

-La verdad es que las pelucas dan mucho calor.

Y solo se la volvió a poner en carnaval.


Autora: Carmen Berenguer



Publicado por: Lic. Carmen Yolanda Fernández

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