Eso es un misterio.
A los pájaros les crecen alas y aprenden a volar. Emprenden el vuelo y no saben que camino tomara su destino.
Pero se dejan llevar. Saben que hay algo más grande que ellos mismos y que la naturaleza los guiara.
Sin embargo son felices, sin pasado, sin futuro; solo en presente. No se preocupan. Solo viven. No sueñan, hacen realidad sus sueños.
No inventan. Descubren.
No se lamentan. Viven.
No lloran. Vibran
No sufren. Siguen su camino.
Abren sus alas y descubren el espacio.
Cierran los ojos y dejan que los lleve el viento.
Se mueven majestuosos en el aire, jugando, celebrando la vida.
Y el vacío es el Gran Maestro…
Hoy están aquí. Mañana no se sabe.
Son libres, no tienen que rendirle cuentas a nadie.
No están preocupados. Saben que todo tiene su momento.
No quieren vivir para siempre. Saben que el tiempo de Dios es perfecto.
Solo viven. Sin ataduras. Sin egos. Sin planes.
¿Y si cantan? Que belleza, pues esos cantos son como divinas oraciones que celebran el amanecer.
Y hacen silencio cuando va apareciendo la noche.
Y no les importa si lo hacen bien o no. Simplemente cantan.
Simplemente agradecen.
Solo eso…
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