lunes, 7 de mayo de 2012

Tito Salas en Petare


En 1932, Tito Salas pidió como herencia familiar la hacienda El Toboso, ubicada en Petare, comenzando así una estrecha relación con la villa y sus pobladores que se vería luego reflejada en su obra. En efecto, el artista desarrolló un estilo de pintura muy distinto al género heroico que había cultivado hasta ese entonces, ya trabajó en telas de pequeños y mediamos formatos, ejecutadas con pinceladas rápidas e impresionistas, cuyos motivos eran el paisaje, el retrato de familia y escenas costumbristas que presenció en la localidad mirandina.

Poco a poco fue dejando la huella de su arte en Petare.  En 1936 obsequió a la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús un cuadro de grandes dimensiones titulado El nacimiento azul.  El pintor declaró en esa ocasión: “He hecho una promesa al Niño Jesús por la salud de mis hijas, y esa promesa es pintar un cuadro del Nacimiento del Divino Jesús. He escogido este tema por ser Petare y su iglesia tan devotos del Niño Jesús y además por haber pasado en este encantador cerrito las más felices noches buenas de una vida errante de artista”

Asimismo agregó: “Mi familia  y yo estamos encantados de vivir en Petare, lugar muy bello y tan pintoresco, tan lleno de recuerdos coloniales, los cuales lo hacen uno de los pueblos más interesantes de Venezuela.  Yo casi me estimo petareño, siento verdadero placer cuando los extranjeros que me visitan tienen frases sinceras de admiración por las calles de Petare, sus recuerdos románticos, siendo tan limpio y tan tranquilo que muchos manifiestan sus deseos de vivir o temperar en este delicioso lugar”.

En 1958, Tito Salas se ve de nuevo ante una angustiosa situación: Su hija menor cayó repentinamente enferma, y tuvo que sufrir una delicada operación. El artista rogó por la recuperación de la niña ante el Cristo de la Salud, prometiendo realizar un cuadro que narrara sus milagros.  En El Milagro del Cristo, Tito Salas recreó el episodio de la peste que, según la tradición petareña, el santo patrono aplacó en 1868. Para ello contó con la colaboración del maestro Jermán Ubaldo Lira, quien se encargó de narrarle el sobrenatural suceso, tal como se lo había contado su padre, Celestino Lira.    

Tal como hizo en El nacimiento azul, Tito Salas recrear a algunas escenas y personajes petareños en El Milagro del Cristo:  Para representar a un sacerdote tomó los rasgos del entonces cura párroco Alfonso Rivas. En otra figura aparece su amigo Jermán Ubaldo Lira. No podía faltar tampoco su familia, pues a las puertas de la Capilla de El Calvario se encuentra su esposa con la cabeza cubierta por una andaluza y la hija enferma, vestida con un traje amarillo y una mantilla negra. Ambas obras se encuentran en la Capilla de la Reconciliación de la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús de Petare.

Otras obras con motivos petarenos son: Procesión del Santo Sepulcro de Petare,  Paisaje del Ávila desde La Urbina, Procesión nocturna del Nazareno de Petare, Jardín de El Toboso y Fiesta en Petare.  El inmenso amor que profesó por su esposa, Carmen Ramírez, quedó plasmado en varios cuadros, entre los que destaca Joropo, donde todos los personajes femeninos tienen su rostro.  Juntos procrearon tres hijas: Valentina, Morella y Dolores. Tito Salas, el pintor de Bolívar y Petare, murió el 18 de marzo de 1974.

Sobre su obra
Alfredo Boulton escribió sobre el trabajo de Tito Salas:  “La rica tradición venezolana en imaginería anecdótica de carácter histórico tiene uno de sus mejores representantes en Tito Salas, quien se ha dedicado a narrar los más notables episodios bolivarianos de nuestra guerra libertadora.  Si Tovar fue el pintor de Carabobo y Michelena el de Miranda en la Carraca, Salas, en cambio, se identifica con la iconografía del Libertador, que va reseñando desde los primeros días de su infancia, pasando luego por Madrid, París, San Jacinto, la Emigración a Oriente, el Páramo de Pisba, y muchos otros temas, hasta narrar la muerte y apoteosis de su gloria.  Su anecdotario gráfico bolivariano es sumamente rico y variado".

"Al artista le tocó en suerte mantener una muy estrecha amistad con nuestro gran historiador bolivariano Vicente Lecuna, conjunción que dio como resultado algunos de los mejores frutos de la iconografía del Héroe de Caracas.  Su pintura es académica, en el amplio sentido de la palabra, pero tiene el sello  de un nuevo mensaje.  Color, clima, composición, ritmo, empaste, e impacto, los aporta Salas con un carácter y sensualismo hasta entonces desconocido en nosotros. Dentro de esos conceptos y por esas razones su obra ha sobresalido en Venezuela".

Bibliografía:
Fundación Polar (1998). Diccionario multimedia de historia de Venezuela [CD-Rom]. Caracas: Autor.   Galería de Arte Nacional (1984). Diccionario de las artes visuales en Venezuela.  (Vol. 2). Caracas: Autor.

Méndez Sereno, C. (1995).  Petare a través del tiempo.  Los Teques: Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos.

Museo de Arte Popular de Petare (1988) Tito Salas. Una vida por el arte  [Folleto]. Miranda:  Autor.

Pineda, R (1969).  La pintura de Tito Salas.  Caracas: Ernesto Armitano, Editor.

Vargas Mendoza, L. (1980). El tiempo está puesto en Petare. Miranda: Concejo Municipal del Distrito Sucre.

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