martes, 3 de septiembre de 2013

Poesía al Río Orinoco - Venezuela

O R I N O C O





 Por: Prof.  Freddy Marcial Ramos.


Orinoco poderoso que atraviesas a Guayana,
tienes por encanto el  sonoro trinar de tus aguas,
y el color oro de la arena de tus encantadoras playas,
que te  engalanan  y  dan gran belleza soberana
Por tu caudalosa corriente de agua color marrón claro o turquesa,
Circulan grandes navíos permitiendo un  desarrollo que ufana,
además de irrigar los inmensos sembradíos generando al pueblo riquezas,
e incitas al enamorado a soñar con mantenerte para siempre con nobleza.
II
Orinoco que inspiras al pintor para que  plasme en el lienzo,
el encantador paisaje vegetal que engalana tu ribera,
resaltando con un cromatismo extenso,
los variados relieves de colinas y explanada llanera.
Orinoco río que en sus profundas aguas habita una variada fauna pecera,
que permite al pescador artesanal capturar con su tarraya a la sapoara,
además de otros pescados que con tesón y alegría deposita en su curiara,
y al turista que viene a contemplarlo con satisfacción placentera.
III
El desarrollo de Guayana se sustenta de este caudaloso río,
pues si el mismo no existiera tendría un futuro sombrío,
es por ello que debemos cuidarlo con devoción,
para evitar que no lo afecte la galopante contaminación.
Orinoco tu que naces en lo más encumbrado del Amazonas,
 te fortaleces en tu recorrido por otros ríos afluentes,
has hidratado por siempre a la flora que arrinconas,
alimentando el orgullo de quienes ante ti estaremos presentes.
IV
A lo largo de su trayectoria el majestuoso Orinoco imponente,
 Permite el desarrollo de  caseríos, aldeas, pueblos y grandes ciudades,
que constituyen un mundo poblacional de permanencia emergente,
obligados a preservar con amor y orgullo, el potencial de sus cualidades.
Vicente Yánez Pinzón el gran marino europeo penetra por el Delta,
navega por primera vez  muy asombrado a este caudaloso río,
admira con hidalga sorpresa a su preciosa vegetación esbelta,
apreciando la variada fauna que controla con habilidad el aborigen bravío.
V

Cuando el invierno arrecia y el Orinoco aumenta su potente fuerza,
el ser humano que invade su espacio sin control ni misericordia,
sale de su ribera espantado, triste y desconsolado y por eso reza,
para exigirle que por favor no le ahogue el ganado ni le opaque el día.
 Navegando en su curiara el pescador osado extrae la sapoara,
 el espectador local o turista anonadado observa el lance de la atarraya,
que el trabajador del río saca una y otra vez vacía o llena de  pirañas,
pero con la eterna esperanza de sacar el pescado para traer a la playa.
VI
El marino que navega con su barco al río padre de Venezuela,
aprecia con emoción como las aguas bravías estremecen la embarcación.
pero al llegar a puerto y abrazar a la princesa que lo consuela,
se le alegra el alma e inicia la faena
para descargar la mercancía recogiendo vela.
Cuando la llovizna cae atravesada por el sol se forma el abanderado arco iris,
que junto la orquídea, la mariposa y el junco engalanan la orilla del río,
permitiendo que el Orinoco enamore a la diosa Osiris,
conquistando a Upata la princesa hija de Yocoima cacique bravío.
VII
La tonina, el caimán, la tortuga y  otros animales de la extensa fauna,
cuando se ven atacados por el hombre utilizan al Orinoco para protegerse,
evitando que se les destruya o elimine,  pues el río padre es su gran cuna,
 que eternamente les ha servido de sustento y habitad para guarecerse.
El indígena enamorado soñando románticamente en el Orinoco se inspira,
junto a su pareja cerca de la orilla del río construye la choza y cultiva la tierra,
pescando solo lo necesario para alimentarse mientras  al pez divertido admira,
cuando el agua se tranquiliza o está serena ya que furiosa lo aterra.

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