sábado, 10 de diciembre de 2022

Lectura para reflexionar!!!


 
 
 La hormiga y el lirio | Reflexiones con Porfirio Vargas - YouTube
 
 
LA HORMIGA Y EL LIRIO
 
 
Había una vez una hormiguita. Esta hormiguita era como toda buena hormiga, trabajadora y servicial.
Se la pasaba acarreando hojitas de día y de noche: casi no tenía tiempo para descansar. Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando.
Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos de su casa, y para su sorpresa al llegar al estanque vio como un botón de lirio se abría y de el surgía una hermosa y delicada florecilla. Se acercó y le dijo:
-Hola, sabes? eres muy bonito...que eres?
Y la florecita contestó:
-Soy un lirio, gracias, sabes eres muy simpático, Que eres?
-Soy una hormiga, gracias también.
Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día, haciéndose grandes amigos. Cuando iba anochecer la hormiga regresó a su casa, no sin antes prometer al lirio que volvería al día siguiente. Mientras iba caminando a casa, la hormiga descubrió que admiraba a su nuevo amigo, que lo quería muchísimo y se dijo, "Mañana le diré que me encanta su forma de ser". Por su parte, el lirio al quedarse solo se dijo, "Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga se lo diré"
Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar y se dijo,"mañana iré con el lirio; hoy no puedo, estoy demasiado ocupada, mañana le diré además, que le extraño".
Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa y se dijo, "Que mala suerte hoy tampoco veré al lirio. Bueno no importa mañana le diré todo lo especial que es para mi"
Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, ya sin vida. La lluvia y el viento habían destrozado su tallo. Entonces la hormiga pensó: "que tonta fui, desperdicié demasiado tiempo, mi amigo se fue sin saber todo lo que lo quería, en verdad me arrepiento".
Y así fue como ambos nunca supieron lo importante que eran.
No esperes el final de tu vida para decir lo que sientes..
No esperes el mañana para soñar, y por ningún motivo dejes de decirle a una persona que le amas.
 
 
"Porque el tiempo no perdona"

EL CUARTO REY MAGO (LEYENDA)

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EL CUARTO REY MAGO
Hay una leyenda que sin ser parte de la Revelación, nos enseña lo que Dios espera de nosotros.
Se cuenta que había un cuarto Rey Mago, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.
Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables, y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.
Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.
Buscó y buscó y buscó... y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de aquella estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que por tanto tiempo había buscado.
La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Había fallado en su misión. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.
Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que mil estrellas llenó su habitación. ¡Era el Resucitado que venía a su encuentro! El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia. Jesús le tomó tiernamente y le dijo:
“Tú no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre, y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve preso, y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino. ¡Muchas gracias por tantos regalos de amor! Ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa.”
La historia no requiere explicación... nosotros somos el cuarto Rey Mago y Jesús espera que le encontremos en cada persona necesitada que se cruce en nuestro camino... hoy termina el tiempo litúrgico de la Navidad... pero deseo que la Epifanía—ese encuentro con Jesús que vive en cada hermano y hermana que sufre—nos acompañe durante todos los días de este año que comienza.. 




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