domingo, 7 de octubre de 2012

El Santo Rosario.


Fuente: Carmelo Paiva .com

Breve referencia acerca del Santo Rosario   (a) 

La idea fundamental de ese Salterio Mariano que conocemos con la universal
denominación de Santo Rosario se atribuye a Santo Domingo de Guzmán (1170-1221),
fundador de la Orden de Predicadores. Se dice que el “Rosario” es una joya que le fue
entregada por la misma Madre de Dios, cuando le dijo: “si quieres convertir esas almas
endurecidas y ganarlas para Dios, reza mi salterio”. Ese santo varón llamado Domingo
de Guzmán hizo propio tal consejo y lo utilizó como arma principal en su combate
evangélico.

Por otra parte, consideraba que el repetir las oraciones y amorosas alabanzas al
padre celestial y a la Virgen María (plegarias conocidas como son Padre Nuestro, Ave
María, Gloria y diversas y sencillas jaculatorias), cuando se iba en camino, y en todo
momento, resultaban la mejor fórmula para aliviar las fatigas y alejarse de malos
pensamientos y pecados. Se da el 1206 como año de la primera semilla de la institución
de dicho culto.

Otro sacerdote, también de la Orden de Predicadores, el Beato Alano de la
Roche, dominico francés nacido en 1428 y fallecido  en 1475, contribuyó de manera
significativa a la propagación del Santo Rosario en la forma que hasta ahora permanece
invariable.

El referido sacerdote fue impulsado por una voz que escuchó en el momento en
que celebraba la Santa Misa, reprochándole que se hubiese olvidado la práctica del
Rosario y le decía: si lo único que hicieses fuera eso, enseñarías a muchas almas el
camino correcto y las alejarías del pecado. Precisamente, en el año 1460 el dicho
religioso, reinició la costumbre del Rosario y se encargó de revivir la Fraternidad del
Santo Rosario fundada por Santo Domingo.

Se le llamaba “Salterio de Jesús y María”. Cuando se rezan los misterios
gozosos, dolorosos y gloriosos, se han repetido ciento cincuenta Ave María, lo que
recuerda y asemeja a los ciento cincuenta Salmos de la Biblia. Al conjunto de los
“Salmos” se le denomina Salterio. Pero desde tiempos remotos el “Salterio de Jesús y
María” se popularizó con el nombre de “Rosario” (que significa “corona de rosas”).
En cada uno de los quince “Misterios” se meditan momentos significativos de
Nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen María, su Santísima Madre. También se debe a
los Padres Predicadores desde los comienzos de la Orden, la institución dentro del
Oficio litúrgico de la costumbre de rezar el  Salve, esa linda plegaria dedicada a la
“reina, madre de misericordia y abogada nuestra” con obligación de que se cantara
fervorosamente después de “Completas” la referida antífona.

Los Pontífices, desde Pío V en adelante, y muchísimos santos con sus escritos y
actividades han contribuido a divulgar en el mundo la devoción al Santo Rosario. Por
ejemplo, el Papa antes citado expidió una Carta o Encíclica dirigida a todos los
cristianos recomendándoles el rezo del Rosario; el Papa León XIII, desde 1878 hasta
1903 dedicó doce Encíclicas y 22 documentos menores a recomendar a los fieles el
devoto rezo del Rosario, por lo cual se le ha considerado como “el Papa del Rosario”. Luego de ser electo, el Pontífice Juan Pablo II, el 29 de octubre de 1978 declaró en la
Plaza de San Pedro que el Rosario era su oración preferida.
Diversos sucesos de trascendencia universal han favorecido a la propagación del
culto al Santísimo Rosario. Entre las batallas más  decisivas de la cristiandad, con
triunfos donde se ha reconocido la intercesión del Rosario, citemos las dadas contra los
albigenses (1213), los musulmanes (1571 y 1683), los hugonotes (1627), y los turcos
(1716).

Precisamente, el Papa Pío V atribuyó el triunfo de la Batalla Naval de Lepanto, 
el 7 de octubre de 1571, contra los moros, al rezo del Santo Rosario porque, mientras 
ocurría la batalla, el Santo Padre en Roma se encontraba en rogativa recitando el 
Rosario. Es por ello que, en acción de gracias, dicho Papa instituyó la fiesta de Nuestra 
Señora de las Victorias el día 7 de octubre. 



Posteriormente, el Papa Gregorio XIII (el famoso pontífice que dirigió a la
Iglesia Católica desde el 25 de mayo de 1572 hasta el momento de su muerte ocurrida el
10 de abril de 1585) cambió esta fiesta de ese día  por la que denominó de “Nuestra
Señora del Rosario”.

También se recuerda que el 5 de agosto (día de la fiesta de Nuestra Señora de las
Nieves) en el año 1716, se registra el triunfo sobre los turcos y el Papa Clemente XI lo
asignará a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario.

A finales de la Segunda Guerra Mundial, la Austria católica fue entregada  a los
rusos. Entonces un sacerdote pidió hacer una Cruzada del Rosario contra los soviéticos.
Setecientos mil austríacos se dieron a rezar diariamente el Rosario y lo hicieron durante
siete años. Entonces, el 13 de mayo de 1955, aniversario de la primera aparición en
Fátima, los rusos salieron de Austria sin aparente explicación en un acto de retiro que
aún parece sorprendente.

A una mayor popularización han contribuido las diversas apariciones de Nuestra
Señora la Virgen María (por ejemplo: Lourdes (1858), Fátima (1917), etc.), en las
cuales una constante de sus mensajes divulgados ha sido la de hacer penitencia y rezar
el Rosario.

Son muchos los lugares y ciudades que llevan por nombre Rosario, y los países
colocados bajo el patronazgo de la Virgen del Rosario. En España (patrona tradicional
de la Marina de Guerra), Filipinas, Ecuador (popularizada como Nuestra Señora del
Quinche), Colombia (de Chinquinquirá), Chile (de las Victorias), etc.

Es conveniente poner de manifiesto que el Santo Rosario  -y solamente él entre
todas las devociones marianas-  encierra las ventajas de la oración mental y de la vocal
en el grado objetivamente más perfecto posible. Porque entre las oraciones vocales no
hay más perfecta que las del Padrenuestro, Avemaría y Gloria Patri, que constituyen el
cuerpo del Rosario; y entre los temas de meditación ocupan el primer lugar los grandes
misterios de la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que
constituyen el alma del Rosario. Con respecto a las Letanías, se puede decir con toda propiedad que el primer
germen de las Letanías Marianas hay que buscarlo en las “Letanías de los Santos”, que
estaban en uso desde el siglo VIII.  El núcleo principal de las invocaciones que hoy
devotamente repetimos fueron compuestas hacia el año 1500 en Loreto (de allí que se
les denomine lauretanas). La Iglesia lo aprobó definitivamente en 1587.
La primera publicación conocida de las “Letanías de la Virgen”, más o menos en
la forma actual, correspondió a San Pedro Canisio (sacerdote fallecido el 21 de
diciembre de 1597, canonizado y nombrado como Doctor de la Iglesia, en 1925, por el
Papa Pío XI)
.
Los dominicos, en el Capítulo General celebrado en Bolonia en 1615, ordenaron
que se recitaran en todos los Conventos después del Oficio del sábado. Con el tiempo y
la autorización de los Papas y la Sagrada Congregación de Ritos, se ha ido aumentando
y enriqueciéndose el número de invocaciones (o letanías).

En el pueblo de Mamporal, el culto y la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, 
se inicia en el mismo tiempo del nacimiento de su jurisdicción parroquial. El empeño y 
preocupación de los primeros sacerdotes encargados  del Curato, pertenecientes a la 
Orden fundada por Santo Domingo de Guzmán, inculcan en sus feligreses tan 
beneficiosa devoción mariana. La luz de la fe que de allí se emana continúa iluminando, 
cada vez con mayor brillo en nuestra población. 

El Rosario de la Virgen María   (b)

 Al inicio del vigésimo quinto año de su pontificado, el 16 de octubre del 2002, el
Papa Juan Pablo II hizo pública su encíclica Rosarium Virginia Mariae, con ello se da
realce a la proclamación del AÑO DEL ROSARIO que va desde este octubre hasta el
octubre del 2003, así como también a la conmemoración del próximo ciento veinte
aniversario de la emitida por León XIII.

 En esta nueva encíclica se introducen cinco nuevos misterios al Santo Rosario.
Precisamente, a los ya conocidos Misterios: Gozosos, Dolorosos, y Gloriosos, se
agregan los misterios luminosos. En los Evangelios, a Cristo se le considera “luz del
mundo”. De modo que todo el misterio de Cristo es luz
.
 Los misterios GOZOSOS (lunes y sábado):  1º: La Encarnación del Hijo de
Dios;  2º: La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel;  3º: El Nacimiento
del Hijo de Dios;  4º: La Presentación del Niño Jesús en el Templo; 5º: Jesús
adolescente, perdido y hallado en el Templo.

 Los misterios DOLOROSOS (martes y viernes):  1º: La oración de nuestro
Señor Jesucristo en el huerto; 2º: La flagelación de nuestro Señor Jesucristo;  3º:
Coronación de espinas de nuestro Señor Jesucristo;  4º: Jesús con la Cruz a cuestas;  5º:
Crucifixión y  Muerte de nuestro Señor Jesucristo.

 Los misterios GLORIOSOS (miércoles y domingo):  1º:  La triunfante
Resurrección del Hijo de Dios;  2º:  La Ascensión gloriosa a los cielos;  3º:  La venida del Espíritu Santo;  4º:  La Asunción de nuestra Señora;  5º:  La Coronación de nuestra
Señora por Reina de cielos y tierra.

 La innovación en el Santo Rosario de la Virgen María, introducida mediante una
encíclica  por el Papa Juan Pablo II, se refiere a los misterios LUMINOSOS, serán
rezados los días Jueves y son los siguientes: 
 1º:   El Bautismo de Jesús en el Jordán.- Misterio de luz es ante todo, el
Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por
nosotros, entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo
predilecto, y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera.
 2º:  La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.- El comienzo de los
signos en Caná, cuando Cristo, transforma el agua en vino, abre el corazón de los
discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente.
 3º:   El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.- Es la
predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la
conversión perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe, iniciando
así el misterio de la misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo,
especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia.
 4º.-  La Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor.-  Misterio de luz por
excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor.
La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro  de Cristo, mientras el Padre lo
acredita ante los apóstoles extasiados para que lo ‘escuchen’ y se dispongan a vivir con
Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la
Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo.
 5º:  Institución de la Eucaristía.-  Misterio de luz, en el cual Cristo se hace
alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando
testimonio de su amor por la humanidad ‘hasta el extremo’ y por cuya salvación se
ofrecerá en sacrificio.

 Como sabemos, según el día que corresponda, después de anunciar cada uno de
los misterios se reza un Padrenuestro, diez Avemarías, y Gloria…  Al finalizar cada
misterio se dice:”María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia…”   También las
palabras recomendadas durante las apariciones de la Virgen en Fátima:  “Oh, Jesús mío,
perdona todos los pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo
principalmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia”.   Al final del Rosario, se
recita la “Salve” y las Letanías lauretanas
.
(a) Tomado del libro: Santo Domingo de Guzmán, Patrono de Mamporal (autor:    
Carmelo Paiva Palacios), publicación patrocinada por la Alcaldía del Municipio 
Autónomo Eulalia Buroz, Mamporal, en 2001. 
(b) Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del BCV, Caracas, 
Diciembre, 2002.  

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