martes, 7 de abril de 2015

Proyecto :" Una flor para María"






 Cada niño caminará hacia la Vírgen , con  la flor que le corresponda llevar y el lector leerá  el significado de la flor.
Los niños se pueden vestir de ángelitos .





A Ti Madre, que eres ensalzada y venerada por los siglos de los siglos, te presento la flor preferida de la literatura y las artes: la cala
Simboliza, además, la pureza y la dulzura que todo el que te contempla y te reza quisiera alcanzar para sí mismo y para los que le rodean.
La cala simboliza la quietud y la firmeza. Ofrecemos a María nuestro deseo de permanecer sólidos en nuestros criterios cristianos. Que nada ni nadie perturbe la paz que encontramos al sentir muy cerca la presencia de Dios en los acontecimientos de nuestra vida.

Pidamos a María: SER FIRMES EN NUESTROS CRITERIOS CRISTIANOS





Querer salir de nosotros mismos. De contemplarnos menos y saber que María es un reflejo de la ternura de Dios. Ofrecemos el Narciso como símbolo de querer arrancar de nosotros mismos el “ego” que nos impide ser más humildes y menos creídos. Cuántos hermanos nuestros, al igual que la famosa leyenda griega, mueren en vida al permanecer en un constante enamoramiento y endiosiamiento de sí mismos.
Al leer la leyenda de Narciso, de cómo perecería en las aguas del río por complacerse y mirarse en su belleza, no puedo menos de pedir a María que ayude a este mundo nuestro a ser más crítico con lo aparentemente estético pero en el fondo puede resultar vacío y muerto.

Pidamos a María: SER HUMILDES PARA ACOGER A DIOS





Acercarnos a María es sentir que el corazón late con el sístole y el diástole de la felicidad y de la alegría.

El Jacinto simboliza el corazón feliz y rebosante. Encontrarnos con María es querer que Ella toque un poco esa parte de nuestro ser que se debate entre el bien y el mal, la pobreza y la riqueza, la salud y la enfermedad, la paz y la violencia.

Ofrecer a María, la flor del Jacinto, es dejar un hueco en el interior de nuestros corazones para que ella lo llene con la presencia de Cristo Resucitado.

Por cierto; ¿sabías que los Jacintos necesitan pasar por un tiempo frío para florecer?. Ojalá que la situación gélida en el campo de la fe que está viviendo la Iglesia en algunos continentes y, especialmente en algunos países, sea un presagio de un nuevo florecimiento de auténticos testigos del Señor.

Pidamos a María: QUE SEAMOS SEMBRADORES DEL AMOR DE DIOS








La hortensia simboliza al capricho. María supo renunciar a un modo de vida (que le hubiera resultado menos conflictivo y no tan complicado) para que se cumpliera todo lo profetizado desde antiguo: dar a luz a Cristo.
Dejar esta flor a los pies de Santa María es ser conscientes de que la fe nos exige pequeños esfuerzos personales y comunitarios.

Dicen que la Hortensia necesita de una constante humedad para florecer. Pidamos a María que mantengamos húmeda el alma con la lluvia de la oración continua.

Pidamos a María: RENUNCIAR A AQUELLO QUE NOS PRODUCE INSEGURIDAD








Cortar en esta jornada una rosa a Santa María es querer para la Virgen, que es la Reina y Madre, aquella flor que es considerada como la reina de las flores.

No hay rosa sin espina…ni vida sin dificultades. Llevar entre las manos una rosa ante la figura de Santa María es ser conscientes de que no hay contradicción ni escollo alguno que no se puedan resolver con un poco de esfuerzo por nuestra parte y con un poco más de confianza en Dios.

La rosa tiene como virtud que crece, se desarrolla y florece en las situaciones ambientales más adversas con la única condición de que luzca un poco el sol.

Pidamos a Santa María que, como cristianos, vayamos creciendo como amigos de Jesús en este momento histórico traspasado y convulsionado por tantos contrastes ideológicos, sociales, políticos y religiosos que nos preocupan.



Pidamos a María: SER FUERTES CONFIANDOLE A DIOS NUESTRAS CRUCES









EL PENSAMIENTO

Cuando se quiere a un amigo todo nos parece poco para agasajarle. María, en la tradición de la Iglesia, ha tenido y lo tiene todavía un lugar privilegiado en el corazón de los creyentes.

¡Cómo no vamos a querer para Ella lo mejor!

La flor “pensamiento” simboliza la riqueza en la escasez. Mientras la mayoría de las plantas aguardan el retorno de la primavera el pensamiento no deja de florecer a manos llenas en medio de la frondosidad y el verdor de sus hojas.

Arrojar un “pensamiento” a las plantas de Santa María es lanzarle nuestro propósito de ser diferentes a los demás. Es solicitarte que nos ayude a florecer con lo mejor de nosotros mismos aunque otros nos digan que somos demasiado buenos o tontos. Tampoco, muchos de sus contemporáneos, entendieron la buena disponibilidad de Santa María. Al final…Dios le hizo ver el fruto de su “SI” contracorriente.

Pidamos por María: VALORAR LA RIQUEZA DEL CORAZÓN










FLOR VIOLETA

Es símbolo de la lealtad. Cuentan las leyendas que un ángel convertía las lagrimas de Adán al ser expulsado del paraíso en violetas. También San Bernardo llamó a esta flor la flor de la humildad y desde entonces fue adoptado como símbolo de la Virgen María.

Coger un puñado de “violetas” y llevárselos a María es sentir una llamada a seguir en el camino cristiano. Lo más fácil y cómodo puede ser el abandonar. Lo más sabio e inteligente, valiente y comprometido es….la lealtad a Jesús. No resulta difícil, ni mucho menos, sembrar de violetas el altar de Santa María y en recompensa escuchar una palabra de sus labios: “haced lo que El os diga”. Sólo de esa forma podremos mantenernos leales a lo que el Señor quiere y pide de nosotros.




LA MARGARITA

Ante las grandes propuestas vienen y se exigen siempre delicadas y pensadas respuestas: ¡SI! o ¡NO!. ¿Qué me dices?.......

A la flor margarita se le conoce como oráculo de los enamorados. A Santa María le sobraron todos pétalos menos uno. Solamente quiso deshojar aquel con el que, en la gruta de Nazaret, dijo “SI” desde el principio y para siempre.

Un día más, Dios, nos entrega una margarita para que plantándola a los pies de la buena Madre reflexionemos si de verdad nuestra Fe es un “sí” sin condiciones o si es un “sí” con muchas reservas (un “no” disfrazado). Que ofrezcamos a Santa María nuestro firme convencimiento de que un “SI” a Dios a pesar de los muchos riesgos mueve ríos de felicidad, de paz y de realización personal.

Pidamos por María: NO SER VELETAS EN NUESTRAS DECISIONES





Cortar un gladiolo y situarlo a los pies de Santa María Virgen es no dejar que lo intelectual pueda con la semilla de lo sobrenatural que todos llevamos dentro.
Los entendidos, cuando hablan del gladiolo, comentan que refleja a la cabeza dominando el corazón y los sentidos.

Ciertamente que en la época que nos toca vivir decimos que no hay que ser sentimentalistas; que hay que huir de todo aquello que denote debilidad en el carácter o en el corazón.

Que nosotros, por el contrario, seamos de aquellos que piensan que el corazón tiene razones poderosas que jamás la mente podrá doblegar ni entender.

María, al recibir este obsequio en forma de flor, nos recuerda que Ella también meditó, guardó y saboreó todo aquello que el Espíritu le inspiraba en lo más hondo de su corazón.

Qué razón tenía aquel sabio cuando sentenció: “dejar al hombre sin sentimientos es convertirlo en fría piedra”.







Desde tiempos del Rey Salomón, la Azucena, representaba el canto a la pureza y a la majestuosidad, el candor y la belleza.
Tú, Santa María, sigues siendo para el pueblo cristiano el modelo de referencia que nos invita a valorar y vivir los secretos que te hicieron grande y preferida ante Dios.

No dejes, Santa María, que nuestro ser se degrade por la contaminación que constantemente nos invade y desvirtúa nuestras ganas de ser mejores y de ser diferentes a los demás.

¡Engrandece mi alma al Señor!, supiste responder con emoción contenida la salutación del ángel, tal vez sabedora que Dios se enamora del corazón que sabe guardar la belleza inapreciable al ojo humano.










El mes de mayo lo asociamos, en sentimientos y con mil cantos y plegarias, con tu figura Santa María.
El esplendor de la naturaleza, vestida de primavera, nos hace pensar y contemplar tu belleza sin par.

Con este “clavel” expresamos el gozo y la alegría que sentimos cuando nos ponemos en tu presencia. Con él expresamos la admiración y el cariño, el respeto y el amor de todos tus hijos e hijas.

Su aroma suave nos recuerda que nuestro testimonio cristiano ha de ser delicado y respetuoso, entregado y servicial, comprometido y certero.

Con razón dijo el viejo poeta: “llevar un clavel a la persona amada es decirle que es importante y única para nuestro corazón”.






La fascinación por las cosas de Dios y por la luz que El nos da la representamos con el “girasol”.
En el amanecer de cada jornada la yema y las hojas de esta flor se vuelven hacia el Este para no perder, ni un solo instante, la fuerza que le otorga la luz solar.

Dirigir nuestro GIRASOL hacia la Madre de Dios es querer aprovechar al máximo la fuerza que nos envía el Espíritu Santo; es querer broncearnos con el sol de la justicia que es Jesús; es permanecer con los pies en el suelo pero pendientes del aliento que María nos envía desde su altar.








El “geranio” simboliza el consuelo. Una casa llena de “geranios” significa almas alegres y corazones abiertos.
El hogar de María es un lugar donde uno siempre recupera la esperanza que se pierde y languidece por las calles del mundo.

María siempre será esta tierra, fértil y puesta a punto, donde no queda sin fruto la oración con fe desgranada.

Adornar su imagen en este mes de mayo con un “geranio” es comprometernos a ser fuente de consuelo y de acogida en un mundo que es regido por el compás del individualismo y del “sálvese quien pueda”.

Que esta ofrenda a María nos haga ser con-suelo. Que seamos base y colchón en las situaciones en las que muchas personas viven desesperadamente y sin un rincón donde descansar.








La “orquídea” alumbra la riqueza mariana que todos llevamos ayudando a crecer el alma. Significa la firme creencia de que, Santa María Virgen, sigue siendo de capital importancia para seguir caminando tras las huellas del que venció en un madero a la muerte.

María, en reciprocidad, nos devuelve esta singular respuesta: la mayor riqueza que me podéis dar es ser testigos de Jesús Resucitado.









Cuentan que no hay nada mejor para la salud de los ojos que una buena infusión de “jazmín”. Tal vez, agobiados por el escaparate y el fuego de artificio, hemos olvidado pedir a Dios “ojos para ver bien”.
María, mejor que nadie, supo distinguir con larga vista aquello que Dios le puso delante de sus ojos.

Alfombrar la casa de la Virgen con el “jazmín” es pedirle a María que nunca deje de mirarnos. Es rogarle que interceda ante el Padre para que nunca perdamos el perfume de los amigos de Jesús: solidaridad y servicio, perdón y comprensión, afabilidad y alegría.

Pidamos a Santa María, en este mes de mayo, que cuide de nuestros ojos para que sepamos ver con claridad aquello que conviene para ser unos buenos hijos de Dios y unos altavoces que suenen en el mundo como aleluyas de la Pascua del Resucitado.



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