sábado, 6 de septiembre de 2014

EL PERDIZ VANIDOSO Y LA TORTUGA MODESTA ..¡ Cuento para trabajar el valor de la humildad ! ¡ Educar en Valores !




El perdiz y la tortuga vivían en el mismo rincón de una inmensa llanura de África pero casi nunca hablaban. Poco se encontraban frente a frente porque el ave, vanidoso y arrogante, nunca se dignaba bajar de las ramas de los árboles o interrumpir su vuelo para entablar una conversación con la tortuga. Ni siquiera la saludaba desde arriba, sólo la miraba despectivamente.
Un día, el perdiz descendió al suelo a picotear unas semillas y justo en ese instante la tortuga pasaba caminando lentamente por ahí.
-Hermana tortuga –le dijo el perdiz-, ¿no te da vergüenza ir siempre tan despacio? ¿No te da envidia verme a mí, tan bien dotado, mucho mejor que tú?¿No te causa celos ver cómo vuelo y cómo corro, cosas que tú no puedes hacer de ningún modo?
-No –repuso lentamente la tortuga-. Pienso que dichoso tú, que puedes acabar en una carrera un camino que me lleva todo un día a mí. Pero no te envidio.
Mi lentitud también tiene sus ventajas.
-¡Bobadas!- contestó despreciativamente el perdiz-.
Eso lo dices por decir. ¿Qué ventajas puede tener ser lento y pesado? Eres esclava de tu caparazón, estás condenada a andar siempre por lo bajo y ni siquiera puedes correr.
Yo en cambio soy libre, todo me favorece.
Poco tiempo después, lo cazadores de una lejana aldea prendieron fuego a la vegetación de llanura para hacer salir a los animales y así poderlos cazarlos fácilmente. Las llamas crecieron muy altas, se expandieron con rapidez y se acercaban al rincón en donde vivían el perdiz y la tortuga. El perdiz no hacía más que vanagloriarse de que podría salvarse de las llamas volando a gran altura y se reía de la tortuga.
-Te vas a asar, el fuego correrá más rápido que tus cortas patas y te alcanzará –le gritaba la perdiz a la tortuga desde lo alto.
Cuando las llamas llegaron, la tortuga, para protegerse, se escondió en un hoyo que había dejado la pata de un hipopótamo en el suelo y se metió dentro de su caparazón, de manera que nada le ocurrió. En cambio el perdiz quiso lucirse y hacer gala de sus dotes, y se preparó para emprender el vuelo, pero el humo era tan denso que tan pronto abrió sus alas se asfixió y cayó en medio del fuego.
Cuando todo pasó, la tortuga salió de su escondite sana y salva y preguntó por el perdiz, extrañada de no ver haciendo alarde de cómo logró salvarse del fuego gracias a su rapidez y habilidad.
Al enterarse de lo que había sucedido, lamentó que esos dotes de los que se sentía tan orgulloso, no hubieran ayudado al pobre perdiz a escapar del fuego.



Entendemos por humildad a aquella cualidad del ser humano mediante la cual la persona es modesta y no se preocupa por sí misma si no por los demás, por los que lo rodean. Una persona humilde no es una persona egocéntrica si no que minimiza sus logros para no centrarse en ellos y perder la objetividad en su accionar diario. La humildad es una de las cualidades más difíciles de encontrar hoy en día debido a que el mundo actual nos enseña a actuar de manera individualista o egocéntrica por lo cual las personas humildes siempre resaltan en la multitud

La humildad es la actitud derivada del conocimiento de las propias limitaciones y que lleva a obrar sin orgullo. Este valor lleva a la persona a conocer y aceptar la realidad de su vida, sin subestimarse ni creerse superior a los demás. Es la verdad sobre uno mismo.



Humildad no quiere decir “flojera”, falta de carácter o debilidad -pues no se le puede llamar así a la virtud que denota pureza de alma y paz interior-, como tampoco la soberbia es signo de fortaleza.

Recordamos entonces las palabras de Santo Tomás: “La soberbia consiste en el desordenado amor de la propia excelencia”. La soberbia enceguece al hombre, pues no le permite aceptar o ver sus defectos y por eso mismo, no puede corregirlos. El hombre humilde en cambio, cuando detecta una rama torcida, puede enderezarla, aunque le duela.

"La humildad es el rechazo de las apariencias y de la superficialidad; es la expresión de la profundidad del espíritu humano; es condición de su grandeza"
Juan Pablo II

Tratar el tema de la humildad es complicado debido a que el que más o el que menos de nosotros tiene arrestos de orgullo humano que es la contrapartida de la humildad. Este orgullo lo tratamos de disculpar con argumentos que nos favorezcan frente a la poca humildad que demostramos. Jesús enseñó y practicó la humildad. Dijo además: "El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23.12).





 El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.•
















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